Mujeres y Surrealismo pt.2

 La representación surrealista de la mujer. 

La representación de la dama, de lo femenil, surge en la obra teórica y artística de los surrealistas íntimamente unida al amor, considerado en su doble faceta: la sexualidad, concebida en el ámbito de la liberación integral de las pasiones reivindicada por Sade, y la comunión perfecta de los amantes, heredada del romanticismo. De las dos concepciones, más complementarias que contradictorias, deriva el valor conferida al erotismo, extendido, conforme con la fórmula de Schawaller de Lubics, como “la magia de la vitalidad”, expresada primordialmente por el despertar de la “potencia sexual”, y que se presupone como una formidable fuente de construcción. Como rememora Robert Benayoun, “en la erótica surrealista, el amor posibilita refundar el mundo, ofrecer una forma acabada al mundo por medio de la mujer”. 


La dama es puesto que una mediadora, el factor químico primordial a toda construcción. A diferencia del hombre, que en la mayoría de sus obras se ve como un personaje de poder, por encima de otros. Esta perspectiva arquetípica magnificada de la dama responde puesto que a un exclusivo imperativo: despertar la inspiración en el ser humano. Sin embargo al transformarse además en el objeto de la construcción, la dama se desdobla en 2 representaciones: la musa que incentiva la construcción de la obra de arte, y el escurridizo espectro que se aspira tener por la participación de la construcción. Sea como sea, la dama no va a ser jamás distinguida como individuo libre. Y no obstante, ellas hay, permanecen, allí, al costado de ellos, construyendo como ellos, subvirtiendo como ellos, amando como ellos. 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Características de la literatura surrealista

Salvador Dalí y su visita a México

Freud y el surrealismo